BACH, MITO Y REALIDAD
SIETE JUICIOS SIGNIFICATIVOS SOBRE BACH
por Mario Videla
A raíz de la publicación de la Obra Completa de J. S. Bach, empresa titánica que insumió medio siglo (1850-1900), numerosos compositores fueron profundamente influenciados por el arte de Bach: desde Schumann hasta Reger, desde Brahms hasta Wagner y desde Bruckner hasta Verdi. De ella bebieron también los neorománticos y los neoclásicos. Los historiadores musicales, comenzaron a considerar a Bach como el centro de gravedad de la historia musical de occidente. Brahms declaró que le apenaría mucho si toda la música de Schubert, Schumann y Beethoven desapareciera, pero que quedaría absolutamente desconsolado si fuera privado de la de Bach. Reger lo llamó
“el principio y el fin de toda música”, y Beethoven ya había proclamado
“Das ist nicht ein Bach, das ist ein Meer” (No es un arroyo, es un océano).
Resulta casi imposible estimar el pleno significado de esta irrupción de Bach en los círculos musicales del siglo XIX. Fue, verdaderamente, un evento sin paralelo en toda la historia y produjo una transformación en el mundo musical desde sus propias raíces.
Conceptos estéticos y filosóficos sobre Bach
El siglo XIX generó una visión filosófica sobre Bach que ha permanecido hasta nuestros días casi inalterada. Una de las opiniones más fuertemente enraizadas en las mentes de los músicos es que la producción de Bach es “música pura”, un concepto complejo, que se asemeja a la idea de música “absoluta”, y de alguna manera expresa el anhelo de redención del siglo XIX: la urgencia en retornar al perdido estado original de inocencia, nostalgia eterna de los románticos. Kreisler, el personaje músico de una famosa novela de Ernst Theodor Hoffmann (1776-1822), se purificaba enteramente con la música de Bach y un siglo más tarde, Gustav Mahler, dijo una vez algo similar de si mismo. Ferruccio Busoni, cuyo acercamiento a la música estaba coloreado por el concepto mítico de la “música eterna” de carácter cósmico, veía en la obra de Bach, como también en la de Beethoven, algo de esa música “primordial” llevada a su máxima realización.
No faltaron concepciones teológicas protestantes, motivadas por ejecuciones de la Misa en Si menor y de La Pasión según San Mateo, que consideraban a Bach como el quinto evangelista. Pero aún más significativas, fueron las interpretaciones “nacionalistas” que veían tanto la obra de Bach como la de Beethoven, como la verdadera encarnación del concepto de “música alemana”. Esta tradición se inició en la época de Forkel, su primer biógrafo, quien en 1802, convocó a los “patriotas alemanes, admiradores del genuino arte musical”, para apoyar la edición de las obras de Bach como “un inapreciable tesoro nacional”. También Philipp Spitta, en 1880 lo ensalzó “como el más grande fundador de un movimiento artístico verdaderamente nacional”. Durante más de un siglo y medio, a partir de la célebre ejecución de Mendelssohn de la Pasión según San Mateo, en 1829, el nombre de Bach se fue afianzando hasta ocupar su lugar propio en la historia de la música, donde es considerado el compositor más importante anterior a los clásicos vieneses.
La siguiente es una selección de los pensamientos sobre Bach más relevantes de escritores, filósofos y músicos de los últimos 150 años:
Wolfgang von Goethe (1749-1832)
“Recuerdo bien al organista de Berka tocando música de Bach; pues allí comprendí por primera vez, con absoluta placidez de ánimo y sin distracciones exteriores a vuestro gran maestro. Yo me lo explicaba así: como si la Armonía eterna dialogara consigo misma, tal como hubiera podido suceder en el seno de Dios, poco antes de la creación. También se conmovía lo más íntimo de mi ser y fue como si no tuviese o necesitase oídos y mucho menos ojos, ni ningún otro de los restantes sentidos.” (Carta a Zelter, Junio, 1827).
Wilhelm Dilthey (1833-1911)
“Uno de los casos más notables de independencia cultural frente a la dirección dominante de su tiempo es la figura de Bach, tanto más sorprendente cuanto que a su lado Händel, de igual poderío, queda apresado sin embargo por la época. Bach se apoya en el gran contexto musical que, partiendo de la Reforma, alcanza en él su punto culminante, en mitad de la época del rey de la Ilustración. La inmensa fantasía de Bach, que ha creado las grandes cantatas y oratorios, está alimentada en último término por su ejercicio y su fuerza para vivir los estados del alma en cuanto tales, para expresarlos, para encontrar para ellos medios de expresión… Bach no es músico religioso en un sentido estricto; ¿cómo hubiese sido ello posible en semejante punto culminante de la música profana, en tal esplendor de la música instrumental mundana, como los que le rodeaban? Tampoco a él nada humano le era ajeno. Hay que tener presente su amplia personalidad humana en su libre vitalidad: su placentera alegría del mundo, su humor, su melancolía, su juego con instrumentos y formas de la expresión musical, para entender de qué profundidad simple y humana proviene su música, por cuáles sentimientos universales del alma ha sido alimentada. Una relación plena de misterio impera entre este movimiento vital de sus actitudes interiores y su fantasía musical, y también en la firme orientación y vinculación del alma en relación con lo invisible”. (“La gran música alemana del siglo XVIII”, 1895).
Richard Wagner (1813-1883)
“Si se quiere comprender la maravillosa originalidad, fuerza y significado del genio alemán, con una incomparable y elocuente imagen, miremos pues intensa y significativamente hacia la casi enigmática, inexplicable aparición del prodigio musical: S. Bach. Es él la historia de la vida íntima del espíritu alemán durante el espantoso siglo del total oscurecimiento del pueblo alemán. Mirad esa cabeza, oculta bajo esa ridícula peluca larga a la francesa…inventando en la música una forma artística que era en apariencia el retrato de su época: seca, tiesa, pedante, como peluca y coleta puestas en notas: y véase luego qué mundo edificó el increíblemente grande Sebastián con estos elementos. Yo sólo menciono esas creaciones, pues es imposible expresar con una comparación su riqueza, su perfección y todo el significado que encierra”. (“¿Qué es alemán?”, 1868-78)
Ferruccio Busoni (1866-1924)
“Junto a Beethoven es Bach quien se encuentra más cerca de la música original (Ur-Musik). Sus fantasías para órgano, mas no sus fugas, tienen indudablemente una fuerte tendencia hacia el «paisaje», como contraste a lo arquitectónico; hacia ideas que se podrían titular: “hombre y naturaleza»: en él todo esto sale del modo más espontáneo, porque sobrepasó aún a sus predecesores -aunque los haya admirado y hasta utilizado- y porque la reciente conquista de la afinación temperada le ofreció, por un tiempo, infinitas posibilidades nuevas. Por esto Bach y Beethoven deben ser entendidos como un comienzo y no como algo acabado e insuperable. Insuperables quedarán probablemente su espíritu y su sensibilidad…Y esto confirma que la sensibilidad y el espíritu no pierden nada de su valor con el cambio de las épocas, y que aquel quien sube a sus alturas más elevadas, emergerá para siempre de entre la multitud”. (“Ensayo para una nueva estética del arte sonoro”, 1906).
Max Reger (1873-1916)
“Sebastian Bach es para mí, principio y fin de toda música: en él descansa y se basa todo verdadero progreso. ¿Cuál debería ser el significado de Bach para nuestra época? El de un remedio realmente vigoroso, inagotable, no sólo para todos aquellos compositores y músicos que enfermaron de un «Wagner mal entendido», sino para todos aquellos «contemporáneos» que padecen de “parálisis perniciosa» de toda clase…El hecho de que Bach haya podido ser olvidado durante tanto tiempo, es el más grande papelón que ha cometido la «sabiduría crítica» del siglo XVIII y del XIX”. (Número «Bach» de la revista Die Musik).
“Es precisamente a la nueva generación a la que se debería conducir, en todas partes, hacia la fuente original de la creación musical y del arte más divino: Johann Sebastian Bach”. (Carta a Ferruccio Busoni, Mayo, 1895).
Claude Debussy (1862-1918)
“Hay gente de relieve que emite juicios condenatorios en nombre de leyes morfológicas clásicas cuyos principios fundamentales ni siquiera conoce. ¿No saben ellos, acaso, que nadie proclamó con más valor la libertad y fantasía en el fraseo que Bach, uno de los grandes legisladores de la música?… Unicamente Bach se acercó a la verdad. En su música no es el carácter de la melodía lo que conmueve, sino la conducción de la línea melódica. Más aún, la mayor impresión es provocada por los encuentros fortuitos o unánimes de varias líneas paralelas. En esta concepción ornamental, la música adquiere una seguridad técnica que obra sobre los oyentes despertando las imágenes”. (Escritos, 1905).
Arnold Schoenberg (1874-1951)
“Hasta 1750 J.S.Bach había escrito innumerables obras cuya originalidad aún es causa de nuestro asombro, cuanto más estudiamos su música; no sólo desarrolló, sino que creó un estilo musical sin precedentes. La verdadera identidad de esa innovación todavía escapa a la observación de los especialistas. Ya los compositores flamencos del renacimiento tenían un completo conocimiento de las posibles relaciones contrapuntísticas entre las siete notas de la escala diatónica. Bach, que conocía más secretos de los que nunca poseyeron los maestros flamencos, amplió aquellas reglas hasta el punto de que comprendieran los doce sonidos de la escala cromática, por lo que nos inclinamos a asignarle el título de primer compositor de esa modalidad. No hay mayor perfección en música que la de Bach. Es la perfección de la idea, de la concepción básica, no de la elaboración. Esta última es la consecuencia natural de la profundidad de la idea y no puede ser imitada, ni puede ser enseñada”. (“El estilo y la idea”, 1951).